23.1.08

Los espigadores y la espigadora

Memorias de Altea Repupilli

Italia
Día 9/9/01. Primera desgrabación.

EL PAN. Eso era rebuscárselas y llegar al pan. Ese era un detalle. Era así. En julio era la cosecha del trigo. La siega. Allá era “fienar”. El fieno. Pero no lo pongas en italiano. En realidad no se dice cosecha. Cosechar es agarrar con la mano cada fruto. Cortar. Antiguamente se hacía con hoz, con guadaña, y después vino la época de la máquina, la segadora. Yo vi las tres cosas. Lo que más recuerdo, lo último que vi, lo más moderno de todo fue trilladora y segadora. Trillar significa separar el trigo de la paja y la plantita. El trigo cae adentro de una bolsa, la bolsa queda en el campo. La planta del trigo debe medir por lo menos un metro y medio, se corta bien al ras. El que viene atrás arma atados. Y atrás viene el que hace montones, parvas (pequeñas parvas) y eso queda en el campo un tiempo. Después pasaban con un camión, una chata de campo, tirada por caballos, junta toda la parva y la lleva a la casa del campesino. Ahí viene una parva grande, y hay una máquina especial, con una boca muy grande, se va poniendo en la boca cada atado de trigo y sale la paja por un lado, la cascarita por el otro y el trigo por el otro (que hay una bolsa de arpillera abajo que lo recoge.) Esto era todo para el campesino. Nosotros que éramos los pobres, que nos íbamos arreglando como pudiéramos. Mama iba a ayudar pero no le pagaban un peso. Le daban la comida que comía en el día y después a la noche se llevaba (porque esta gente cultivaba otras cosas) un poco de frutas, pasto para los conejos, tomates, lo que hubiera, durazno, esa era la paga. Mama llevaba una bolsa de arpillera abierta, la extendía en el suelo y ponía el pasto a bajo, después las otras cosas, lo ataba y se lo ponía arriba de la cabeza. El día era de sol a sol. Y la historia de la espiguita (que me preguntás) era que siempre que se cosecha el trigo siempre cae algo, no queda en el atado, queda tirada, entonces el campesino no se toma el trabajo de juntarlo, ni con rastrillo, queda. Entonces nos daba permiso para que nosotras, otras mujeres del pueblo, íbamos, entonces nos atábamos una bolsita adelante y juntábamos las espiguitas. Yo tenía cinco o seis años. Año 1938. Cuando la bolsita se llenaba, la poníamos en una bolsa más grande de arpillera. Entonces durante el día a lo mejor hacíamos cuatro o cinco bolsas de arpillera. Luego íbamos a casa. En la casa, Antonio tenía un carrito y cargaba las bolsas en el carrito. Las llevaba a casa que estaba a cuatro o cinco cuadras. Cuando llegaba la época en que el campesino decidía separar esa montaña de espiga, volverla trigo. Obtener el trigo. Nosotros íbamos con nuestro carrito, con nuestras bolsas ahí, entonces en el último momento en que ellos habían terminado le pedíamos si podía pasar nuestras espigas. Y entonces de ahí por ahí obteníamos de toda la cosecha, de todo el rejunte, cincuenta kilos de trigo. Antonio lo ponía arriba del carrito y lo llevábamos a nuestra casa. Y lo llevábamos al molino. El molino lo pesa y te entrega a cambio cincuenta kilos de harina. No se ponía a moler tu trigo. Ese molino era el molino del pueblo, la gente iba al molino. El molino era dos ruedas gigantes de piedra que giraban en sentido contrario, con electricidad. Volcaban en una boca la bolsa de trigo y el trigo (el grano) pasaba entre las dos ruedas y lo aplastaba, ahí es donde aparecía la harina. Y el afrecho aparte (el salvado de hoy.) Nos llevábamos los cincuenta kilos a casa y mama hacía el pan.

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