18.2.10

cartografías sensoriales

Vista, oído, gusto, tacto, olfato, sirvieron para clasificar para siempre la mayoría de los cursos acuáticos. El mismo río de la Plata fue llamado por Solís "Mar dulce", identificándolo gracias a la vista y al gusto, antes de que la historia y la tradición se lo apropiaran, llamándolo primero con el nombre de su descubridor y corrigiendo la impresión visual que daba la ausencia de orillas ("el río de Solís"), y después con el espejismo de los metales preciosos a los que daba presuntamente acceso, el argentino río, que daría más tarde su nombre al territorio entero. A veces esas denominaciones sensoriales son de orden pragmático, no solamente por razones de orientación, sino también para distinguir, a causa del ganado, las aguas potables de las salitrosas. Pero en la mayoría de los casos, es la pura impresión de los sentidos, estilizada hasta la simplicidad emblemática, lo que establece la denominación.

Juan José Saer