5.3.10

Una escena para Luis Buñuel en la República de los niños

Un domingo hicimos un paseo arquitectónico muy placentero por la República de los niños. Me impactó sentir en el cuerpo el monopolio de la representación que tiene la religión. En la República de los niños se representa a una ciudad con todas sus instituciones cívicas, mediante réplicas en miniatura de las mismas. Los edificios no son maquetas, son edificios de cemento, madera, ladrillos, etc, construidos a una escala infantil . Lo cual provoca un extrañamiento alucinatorio en los adultos. El edificio de tribunales con muebles de la corte suprema empequeñecidos, el aeropuerto con hangares en miniatura, la casa de gobierno y sus mini-ministerios, el banco, etc, etc. Al entrar a la capilla en miniatura me doy cuenta que hay dos mujeres rezando, mirando hacia el altar. Esa capilla condensaba algo que no estaba presente en los demás edificios. No representaba a una capilla, lo era. La iglesia católica, y otras religiones también, pero por sobre todo la que más poder político tiene en el planeta, ha adquirido cierto tipo de monopolo en la representación. A Buñuel le encantaría esta escena, aunque le agregaría alguna monja disfrutando del dolor, o un linyera pidiendo limosna a las señoras.